Su expresión estaba fría y severa mientras miraba a Sylvia que intentaba escapar.
Las piernas de Sylvia temblaron, haciendo que casi perdiera el equilibrio y se cayera.
El guardaespaldas que había recibido una patada en la entrepierna finalmente se acercó.
Sylvia permaneció quieta en la parte superior de la puerta, sintiéndose indecisa sobre si debía saltar o volver a entrar.
Un sentimiento incómodo comenzó a establecerse en la atmósfera.
Momentos después, Odell salió del coche y se acercó a ella.
Su imponente figura lo colocó casi al mismo nivel de los ojos que Sylvia a pesar de que ella estaba en la puerta. Él le lanzó una mirada sombría y dijo, “¿Vas a bajar o estás esperando que te eche una mano?”.
Se paró frente a Sylvia mientras le daba la advertencia, pero en el momento en que terminó de hablar, movió su delgada pierna hacia adelante como para abrir la puerta de una patada y derribarla.
Sylvia lo afrontó y saltó hacia adelante. En el momento en que sus pies aterri