Después de que su tímida súplica se desvaneció, una oleada de frialdad infundió la voz del hombre.
—¡Quita tus manos de mí!
Shermaine quedó desconcertada por la abrupta transición de su voz mansa a su dura orden. A pesar de esto, ella se aferró a él aún más fuerte. Ella creía que un hombre ideal y responsable como Odell debía priorizar la protección de su familia y ser un padre obediente, y era precisamente por eso que le había instado a que la liberara.
Y agregó:
—Amo Carter, no quiero perturbar a su familia. No busco un título. Simplemente deseo compartir sus cargas y estar a su lado.
El aparcamiento quedó sumido en un profundo silencio. Entonces, una mano poderosa rápidamente separó sus dedos de su persona, empujándola lejos.
Shermaine fue tomada por sorpresa por la fuerza repentina. Tropezó hacia atrás, perdió el equilibrio y cayó al suelo con un ruido sordo. La intensa iluminación arrojó un marcado relieve en su pálido rostro, y sus ojos muy abiertos delataban incred