Capítulo 146. El único jefe
—Admiro tu valor y audacia para llegar hasta aquí —Fidel camina hasta su sillón y toma asiento—. Supongo que ahora tendré que matar a todos aquellos que te ayudaron a llegar a mi habitación. Aunque admito que muchas veces la necesidad nos lleva a tomar decisiones desesperadas. Imagino que tu única opción ante tan terrible crisis es venir a pedir clemencia.
Benedict sonríe un poco ante lo dicho por Fidel. No le sorprende su arrogancia, toda su vida ha oído cosas sobre este hombre y ninguna de ellas han sido buenas. Aunado a que rechazó a su propia hermana embarazada para quedarse como jefe. ¿Qué puede esperar de alguien de esa reputación?
—Lamento decepcionar tus expectativas, Alonso —Benedict se coloca a solo dos pasos de él para mirarlo de frente a frente—, pero no vengo a pedir clemencia ni suplicar tu ayuda. No te necesito, tampoco a tu fortuna.
—¿Acaso ya te rendiste y vas a huir? —Se burla el hombre. Intenta reír, pero solo le sale una tos seca, demostración de su nerviosismo—.