Rápidamente, me ayudan a subir al auto, mientras yo maldigo haberme acordado tarde de todo y que este tan herido que no pueda abrazarla o cargarla como me gustaría, proteger a mis hijos como me gustaría.
— Duele mucho. — dice Day mientras nos movemos rápido por las calles de la cuidad.
— Pronto van a atenderlos, esperen un poco, por favor. Se los pido. — digo en medio del llanto.
— No puedo esperar, ellos son los que se quieren salir ahora mismo.
Varios autos nos rodean, para protegernos o permitir que nos movamos rápido, por lo que, nos movemos rápido mientras ella llora implorando que no perder a nuestros hijos.
— Lo siento, es mi culpa. Todo es mi culpa. — digo aferrándome a ella, aunque mi cuerpo duele.
— Duele mucho. Hay mucha sangre, eso es malo, ¿verdad?
— No es malo. No lo será, nuestros hijos estarán bien. — digo de inmediato.
— ¿Nuestros hijos? ¿Recuerdas que son tuyos? — pregunta ella en medio del dolor.
El deseo de golpearme por olvidar algo tan importante, se intensifica,