Cuando la misa terminó, Alejandro pasó al altar a encender una vela al Santo, y se quedó haciendo algunas plegarias. De pronto se paró a su lado una mujer con maletas y una bufanda en la cabeza. Se mantuvo allí por algunos minutos. De pronto ella llamó a otra mujer que la acompañaba.
—Rosario ve y aparta un taxi mientras yo salgo. —Alejandro observó a la pobre mujer con las muletas y pensó en el largo recorrido que le esperaba desde el altar hasta la salida.
"Pobre, yo me habría quedado en la entrada".
Pensó dentro de sí. Rosario agregó:
—Pero señorita Scarlet ¿Cómo cree que la voy a dejar aquí sola?
—No se preocupe, mejor aparta el taxi.
—Está bien.
Rosario se fue afuera y Scarlet inició su marcha. Alejandro se olvidó del asunto y se quedó rezando otr