– Maldita sea – le di una patada a la puerta de mi casa que se negaba a abrir, o quizás era yo la torpe que no era capaz de encontrarle el truco como siempre hacia – estúpida puerta ábrete ya maldición.
<< Sigue así Chloe, insultándola seguramente sedera >> me burle de mí misma.
Respire profundo, relajándome un poco simplemente estaba de mal humor y por ello no podía abrir la estúpida puerta que llevaba años abriendo.
– Niña no seas atarantada – me sonrió mi abuela burlonamente – estas chapas viejas tienen sus secretos solo debes escucharlas atentamente, a ver... – me hizo a un lado para insertar la llave en su lugar llevarla hasta el fondo y luego ladearla levemente tirando de ella hacia afuera entonces un clic metálico llego a mis oídos y la llave giro completamente abriendo la puerta con ella – Lo vez.
El recuerdo de Aida llego a mi como un flash back tan vivido que incapaz de controlarlo mis ojos comenzaron a picar y se cristalizaron por un instante. Lleve a la llave hasta el fin