Fazio.
Establo escondido en el cortijo Bello Amore, en las afueras de Dos Hermanas, Sevilla, Andalucía, España, 2024.
Me levanté bruscamente de mi asiento, para acercarme a él, sentía que la ira corría po
Coorah. Habitación privada de Coorah, Hospital de San Agustín, Sevilla, Andalucía, España, 2024. Poco a poco, fui recobrando la conciencia, lo primero que se activó en mí, como es normal en todo ser vivo, y mucho antes de que mis ojos se abrieran, y mi mente tomara conciencia de donde me encontraba, fue mi olfato, y mi oído, revelándome, por el olor, y el sonido, que me encontraba en un lugar familiar, un lugar que yo considera seguro para mí, habitual. Definitivamente, me encontraba en un hospital. Los hospitales, sean públicos, o privados, tienen un aroma muy parecido, e inolvidable, puede ser debido a los antisépticos, y de más medicamentos, cuyo olor, mesclados con los productos de higiene que se usan por el personal de limpieza, los vuelve reconocible. Por otro lado, sus sonidos, para quién está acostumbrado a oírlos, son muy característicos, es una mezcla entre las charlas del personal sanitario, los sonidos de algunos pacientes, y finalmente, el ruido que producen los carri
Kiora. Habitación privada de Coorah, Hospital de San Agustín, Sevilla, Andalucía, España, 2024. -” Bien ahora Rebelde sin excusas de que has perdido la memoria, comienza a cantar ¿Qué demonios pasó anoche entre “Severus Snape” y tú? ¿Cómo es posible que haya conseguido el milagro de que tu incontrolable boca se cierre, y que ahora mismo seas lo más parecido un glóbulo rojo que en visto en mis ocho años como médico?”- le oí decir a mi Dulce mientras yo me sentía como el gato que era descubierto robando el pescado. Por mucho que intenté controlar la vergüenza, y el sonrojo que sentía, me fue totalmente imposible, siempre he sido muy mala dominado mis emociones más inmediatas, se puede decir que a diferencia de mis progenitores, en especial de mi padre, mi mente, y mi corazón, funcionan dentro del caos, como si viviera permanentemente en una montaña rusa, emoción que siento, emoción que expreso, nada se queda dentro, totalmente sin filtros, especialmente cuando mi parte rebelde, y lib
Kiora. Restaurante Cañabota, Sevilla, Andalucía, España, la noche anterior, 2024. No me hacía falta entrar en el restaurante para saber que, cómo buen empresario, Heng Thomas no se privaba de nada, todo era una gran puesta a punto de lujo y poder, desde el primer momento que me recogió en la casa de mi Dulce, hasta que llegamos a ese restaurante, que de seguro muchas personas de clase media, no podrían permitirse. Pero la verdad es que, yo no soy nadie para criticarlo, haber nacido sin el amor y la atención de mis padres, dos seres que ni se aman entre ellos, menos iban a amar al fruto de esa relación que nunca debió producirse. Como dije yo no soy nadie para juzgarlos, ya que aunque no me dieron amor, si me dieron todo lo que mi posición, como uno de los miembros de la poderosa familia Bell, podían proporcionarme, claro está que, al convertirme en Kiara Bella, mi mismo trabajo me llevaba a sitios como muy parecidos a este. -” ¿Qué miras con tanto rechazo, señora Bell?”- fue la pr
Coorah: Universidad de Oxford, Condado de Oxfordshire, Inglaterra, 2019. -” ¿Estas seguras lo que vas a hacer? ¿No tienes miedo que mi tío se entere?”- me dijo mi querida prima Kiora, la única que sabía que, desde hacía cuatro años, desde que llegué a Oxford, estudiaba dos carreras, una por vocación, medicina, y la otra para engañar a mi padre, donde desde luego, no tenía grandes notas. -” Tengo que dejar de engañarme, no puedo seguir este ritmo, necesito concentrarme en mi verdadero sueño, así que voy a abandonar la carrera de empresariales.”- le dije totalmente segura mientras me estiraba en mi cama, era madrugada en Oxford mientras que, en Sídney, de donde Kiora me llamaba, ya eran casi medio día. -” Pero si se entera el tío Lousntak, se va a enfurecer.”- me aseguró mi miedosa prima. -” Como decía la abuela, no hay recompensa, sin sacrificio, sabes que odio esa maldita tradición de que el primogénito de la familia debe llevar la herencia del grupo Bell, sobre todo porque si er
Narrador. Hospital provisional en la Pandemia, Salón de congresos IFEMA, Madrid, España, 2020. Tras la declaración de pandemia mundial a finales de 2019 y principios de 2020, muchos países se vieron abocado a abrir nuevos recursos para paliar la pandemia, este fue el caso de España, que tuvo que habilitar algunos pabellones del Salón de Congresos IFEMA, como hospitales de urgencia, tras la saturación de los servicios en todos los hospitales, para enfermos graves, y algunos pabellones, por desgracia, como Morgue, para los fallecidos. También se hizo un reciclaje del personal médico libre, y de estudiantes especialistas de último año, para no saturar a los interinos de urgencias, entre los que recibieron el reciclaje fue la interna en cirugía Coorah Bell, y otros cirujanos de otras especialidades, que o bien ya cumplían su último año de especialidad, ya era una experta especialista. Muchos de ellos fueron enviados al hospital provisional del IFEMA, justo por esta razón se produjer
Coorah. Habitación 18, de la residencia del Colegio Mayor de Oxford, Condado de Oxfordshire, 2021 -” Todo está organizado, en breve le envió la copia del contrato, doctora Bell, en cuanto al alojamiento, ¿Quiere que le reservemos plaza en el edificio que tenemos para residentes?, la pena es que no tenemos alojamientos individuales, más bien habitaciones compartidas, con zonas comunes, y la cafetería que es gratis para el personal sanitario, nos aseguraríamos de que comparta habitación con otro interino, claro está.”- me dijo la encargada de persona de área de recursos humanos del Hospital Universitario Virgen del Rocío, en Sevilla. -” No se preocupe, ya tengo el contrato de compra de una casa, está en pueblo de Dos Hermanas, cerca de Sevilla, la mudanza comenzara este fin de semana, la próxima semana me incorporo al trabajo.”- le dije con seguridad, mientras veía llegar con cara ansiosa, sudorosa, y con nerviosismos, mientras me miraba haciéndome gestos indicando a la puerta, a la
Coorah. Habitación 18, de la residencia del Colegio Mayor de Oxford, Condado de Oxfordshire, 2021. -” ¿Estás segura?”- me dijo la galesa. -” Nunca he estado más segura, ya es hora de que lo sepan todo.”- le dije. -” Pues que quiere que te diga, suerte, yo mejor me voy a comer algo, ya me cuentas después, no deseo estar en el fuego cruzado, no quiero ser un daño colateral.”- me dijo la galesa, con una sonrisa, abriendo la puerta de nuestra habitación. Justo en ese momento, dos hombres altos, de medina edad, algo rechonchos, con pelo canoso, que antes fue castaño oscuro, de ojos marrón claro, donde uno lleva gafas de vista, de pasta color negro, con trajes ejecutivos de color diferente, y ambos con una mirada seria, que hacía destacar, aún más, la relación familia que tenían, estaban parados delante de nuestra puerta, con clara intención de tocar. -” ¡Suerte!”- fue la despedida, tras saludar a esos dos hombres con una educada inclinación de cabeza, de Mabel, antes de desaparecer
Fazio. Ristorante La Sila, Little Italy, Chicago, Estados Unidos, 2023. -” Crees que la solución que te propongo acabará con el retraso en las entregas, Vico.”- le dijo en italiano Cosimo Bianchi, el hijo del capo elegido por la familia De Falco para llevar sus negocios en Chicago, a Vico Ricci, uno de los encargados de las entregas del material con que, la familia Bianchi hacía contrabando, bajo la orden de la familia De Falco. Yo por mi parte cumplía, como es natural, con la orden que, mi actual jefe Cosimo Bianchi, me ordenaba, mi misión consistía en golpear, con todas mis fuerzas, el abdomen de Vico, mientras este colgaba boca abajo del gancho que había en la nevera del fondo del restaurante, donde se suele colgar las piezas grandes de carne, para su conservación. Como siempre, en estos nueve años, desde que mi padre me envió de incognito, a conocer, servir, y ganarme la fidelidad de las familias que le eran fieles a la familia De Falco, hice mi trabajo con el máximo rigor, go