Capítulo uno. Felipe.

En la capital de Republica Dominicana vivía Felipe Guerrero, nos situamos al año 2004 donde la economía dominicana tenía uno de los mejores auges turísticos de los países latinoamericanos, por sus distintos atractivos turísticos.

Felipe 18 años, 1.74 de estatura, ojos castaños claro, cabello castaño, sonrisa cegadora y sincera. Nació un 20 de septiembre del año 1986, a muy temprana edad ya sabía que quería y que es lo que no quería. No había podido terminar sus estudios por encargarse desde muy pequeño de la crianza de su hermana menor Susana, quien amaba a Felipe más que un hermano, como un padre, ya que la cuido, amo y protegió desde que eran muy pequeños, aunque se llevaran 7 años de diferencia Felipe tomo esa responsabilidad en sus manos ya que la mujer que le dio a luz, porque ni madre se le puede llamar Margaret, nunca los cuido, las drogas, fiestas y perdición eran más importantes que cualquier otra cosa para ella. Margaret, tuvo una relación de aproximadamente 15 años con el padre de Felipe y Susana, hombre que se dedicaba a vender drogas, tenía tratos con la mafia y distintas ‘‘sociedades’’ delictivas. Así que un 25 de agosto a las 10 am a plena luz del día y en las puertas de su casa, una bala en el cráneo del padre de Felipe y Susana apago su vida. Las peleas y los gritos eran el pan del día a día en la casa de Felipe y Susana, Margaret a pesar de llevar una vida donde las drogas eran su desayuno, almuerzo y cena, procuraba que sus hijos nunca la viesen haciendo ‘‘eso’’, pero después que el padre de sus hijos murió todo en la vida de Margaret se fue más en picada de lo que ya estaba literalmente. Antes por lo menos procuraba que sus hijos comieran, si estaban enfermos ella les compraba sus medicinas, cosa que ya no era así… digamos que esta mujer cayó en una depresión y en una espiral de malas decisiones y compañías de la ya que ella ya no quería salir por lo que Felipe simplemente después de muchos intentos de insistirle que fuese a rehabilitación, después de mucho rogarle en lágrimas y decirle - ‘‘ Mamá, te necesito por favor ya no te drogues’’- y finalmente después de encontrarla desmayada en el suelo de su baño y tener que pedirle a los vecinos ayuda para llevarla a un hospital porque tuvo una sobredosis solo para a los dos días verla drogándose nuevamente, él entendió que no podía esperar milagros al menos no de ella, que él debía tomar responsabilidad de la única cosa que tenía y podía salvar… Susana.

Felipe empezó por trabajar de todo y cuando digo de todo me refiero a de todo: Lavando carros, paseando perros, limpiando baños, de lavaplatos, etc. Entendió que por ser menor de edad nunca le iban a pagar un sueldo completo y sus horarios de trabajos tendrían que ser un poco más extensos y que los estudios ya no eran una opción para él, que todo lo que importaba era llevarle comida a la mesa a su hermanita menor. Felipe, Susana y Margaret vivían en un apartado de remolques, aunque Margaret solo llegaba en las noches, Felipe no quería que su hermana menor viera como su madre se drogaba en la sala de estar, ya que a su madre esto ya no le importaba, así que Felipe opto por dejar a su hermana con la vecina mientras él trabajaba en las mañanas y tardes- ‘‘Que hoy tengas un lindo día, hermanito. Te amo’’- le decía Susana con un abrazo de oso como ellos le decían al despedirse de su hermana, mientras Felipe se terminaba de alistar – ‘‘jajaja, gracias hermanita ¿Sabes algo?, mis días de trabajo no son tan buenos si tu no me deseas un buen día, ¿sabías? - a lo que Susana abre sus ojos sorprendida e incrédula - ¿En serio, Feli? Te va mal en el trabajo si no te deseo un buen día- Aunque Susana tenía 11 años todavía era muy inocente para algunas cosas, Felipe se había encargado de que esa inocencia de niña no se perdiera tan fácil y que ella viviera sus últimos años de infancia lo más feliz que se pudiese, él más que nadie sabía lo amargo que es madurar antes de tiempo. Felipe sonríe y le dice mientras le acaricia el rostro- ‘‘Sí corazón, tú haces que mis días sean mejores’’- La lleva de la mano hacia la vecina de en frente mientras se agacha para decirle –‘‘Pórtate bien y te compro los colores que querías ¿está bien? ’’- Susana empieza a dar brincos mientras grita ‘‘¡Sí, Sí, ¡Sí! ¡Te prometo que me portare muy bien!’’- Felipe solo puede sentirse feliz y agradecido de que su hermana a pesar de todo sea una niña tan feliz- ‘‘Hola Susana’’- Se escucha decir a la vecina de en frente mientras abre la puerta con una amplia sonrisa. La vecina se llama Oliva y era una viuda increíblemente dulce que apreciaba y valoraba la compañía de Susana, ya que desde que su marido había fallecido ella había quedado muy sola y le gustaba las historias que Susana le contaba, la ayudaba con sus tareas y además decía que Susana era una de las niñas más dulces que había conocido-‘‘Pasa cariño, hoy seguiremos con tu tarea de literatura’’- le decía mientras abría la puerta dejando que la niña pasara a su hogar- ‘‘Felipe cariño, sé que ya quizá ya desayunaste, pero prepare una avena que esta exquisita ¿quisieras tomar un poco? ’’-Le dice mientras esboza una amplia sonrisa- ‘‘Me encantaría señora Oliva, pero ya voy tarde al trabajo otro día, ¿le parece? - ‘‘Está bien cariño, cuídate mucho’’- exclamo mientras se despedían agitando ambos los brazos.

Camino al trabajo Felipe siempre hacia un recuento de lo que hacía falta en su hogar –‘‘papas, leche, huevos, pan, cereal…’’ - a lo que paso por el frente de un negocio de víveres muy conocido en el barrio que tenía aproximadamente dos meses de inaugurado, pero a pesar del poco tiempo les iba muy bien ya que el dueño, un italiano, vendían muchos manjares de la comida típica italiana que cocinaba su esposa, juntos habían fundado el establecimiento con mucho esfuerzo y tenían una pequeña hija llamada Bianca que tenía unos ojos azules tan profundos y llamativos como el mar, ella tenía 12 años y amaba su padres en demasía, ya que por lo general una pre adolescente a esa edad quiere estar con sus amigas, salir y hablar de chicos, pero Bianca tenía muy marcada su ascendencia italiana y sabía que debía ayudar a su familia a salir adelante con el negocio donde varias noches vio a su padre trabajando hasta muy tarde, vendiendo pan en las plazas, su madre cocinando para cientos de personas y así ir de a poco reuniendo para tener lo que tenían hoy, ella sabía que debía ayudarles porque alguna día todo eso sería de ella y quería que sus padres estuvieran orgullosos de ella.

Entra Felipe al establecimiento - ‘‘Buenos días señor Giuseppe ¿Cómo está? - el señor Giuseppe se encontraba de espaldas a la caja registradora, volteo vagamente divisando hacia la puerta, cuando logro distinguir de quien se trataba exclamo sonriente – ‘‘Felipe muchacho ¿cómo estás? Yo bien, con mucho trabajo’’- le respondió el señor Giuseppe señalándole una pila de hojas que tenía en su escritorio, los jueves de cada semana al señor Giuseppe y su señora esposa Alfonsina les tocaba hacer las cuentas y el inventario. Felipe se dirige hacia la nevera del lugar toma un litro de leche, una docena de huevos, una bolsa de pan y una caja de cereal – ‘‘¿Podrían llevar esto a la señora Oliva? Mi hermana debe tomar su vaso de leche hoy a las 4.30 pm con su merienda y pues me dice cuanto sería más la entrega- abrió su billetera a lo que el señor Giuseppe le responde- ‘‘Son 10$’’-Miro a Felipe muy fijamente a los ojos mientras sacaba el billete –‘‘ Muchacho sé que cumplirás los 18 años el próximo mes y nada me encantaría más que tenerte trabajando aquí conmigo, puedes traerte a la pequeña Susana y ella puede jugar con Bianquita, te puedo ayudar con la comida de tu hogar, se lo honesto y trabajador que eres y nada me gustaría más que tenerte trabajando aquí conmigo, como mi mano derecha y ¿Quién sabe? Más adelante tú podrías administrar esto con mi hija Bianca- Felipe esbozo una sonrisa y extendió su mano para pagarle –‘‘Gracias de verdad por la confianza señor Vítale, pero mi jefe me está pagando bien y de verdad, aunque me esté ofreciendo buenos beneficios, quiero culminar mi contrato en la agencia de turismo’’ Aunque Felipe era menor de edad en la compañía de turismo donde estaba trabajando le ofrecieron un convenio y debía cumplirlo. Ambos se despidieron y hasta ahí quedo la conversación.

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