Apryl
Ahora estamos bien vestidas, me miro una vez más en el espejo y siento que he cambiado, me he convertido en una mujer, su mujer.
Finalmente, pude acostarme con mi marido.
Bajamos las escaleras para encontrarnos con los demás en el comedor.
- Hola a todos.
- Hola a ustedes, los enamorados. Espero que hayan dormido bien.
- Sí, gracias Ariane. Pasé la mejor noche de mi vida.
Tu cama es muy suave y tan cómoda.
- Me alegra que te guste mi cama. Siéntense, hoy tenemos un día ajetreado. Los hombres se encargarán de los niños y nosotras iremos de compras entre mujeres.
- ¿Qué? Pero, cariño...
- ¿Qué, mi amor? ¿Tienes miedo de quedarte con tus pequeños demonios?
- Te he dicho mil veces que dejes de llamar a mis ángeles pequeños demonios.
- Pero, eso es lo que son, conmigo al menos. Pero, cuando estás tú, se vuelven tan dulces como corderitos.
Miro con ternura a esta pareja que se pelea por sus hijos. Me gustaría tener hijos con mi amor.
Desayunamos con los niños que se pelean por un sí o