Parte 4
Victor
Mientras llevaba a Lívia en mis brazos, sentí su frágil cuerpo temblar de dolor. Su estado físico era preocupante y nunca imaginé que tendría tanta rabia dentro de mí al verla llorar. La urgencia de llegar a casa se convirtió en mi única prioridad, mientras la preocupación por sus heridas se apoderaba de mí.
— No te preocupes, cariño, vamos a cuidarte — susurré, intentando transmitir seguridad a pesar del caos que nos rodeaba. Miré a Enzo, quien también estaba preocupado, y él asintió mientras sacaba el celular.
— Tales... Necesitamos que vengas urgentemente — dijo directamente al teléfono. Respiré aliviado. Mi corazón estaba a punto de salirse de mi pecho en cualquier momento — Sí, ve directo a casa y lleva todo lo necesario. ¡Es Lívia!
Tragué saliva y la abracé con más fuerza. Cada paso era un desafío, pero estaba decidido a llevar a Lívia a un lugar seguro, lejos del peligro que nos rodeaba.
Con cada movimiento, el dolor en el cuerpo de Lívia parecía intensificarse y