Parte 1
Enzo
Anduve por la habitación hablando por teléfono mientras observaba a Isabela acostada, mis pensamientos tumultuosos, mezclando alivio y preocupación. Estaba hablando con Manollo cuando ella se movió y se volteó, sonriendo levemente al verme cerca de la cama. Colgué.
— Isabela... Me asustaste mucho, ¿sabías? — tomé su mano y le di un suave beso en la frente. ¿Cuándo vas a dejar de hacer esto? — bromeé para aliviar la tensión.
— Lo siento, amor... Estoy bien, Enzo — su voz era suave.
Con cuidado sostuve su rostro y la besé con ternura, sintiéndome más reconfortado ahora que había despertado. Tenía que agradecer a Dios por haberla salvado una vez más.
— ¿Puedes contarme qué pasó, cariño? — acaricié su rostro y me senté en la cama.
— No lo sé bien... — ella humedeció sus labios con la lengua.
— ¿Quieres un poco de agua? — ella asiente y tomo un vaso de agua mineral de la bandeja al lado de la cama y la ayudo a beber despacio.
— Lívia... — su rostro muestra tristeza — Se la lle