Tyler era una mezcla sorprendente. Al mismo tiempo que quería mostrarse frío y distante, me sorprendía con su comportamiento.
Aquella noche atendió a 30 personas, todas ellas sin perspectivas de mejorar. Entre ellas había hombres, mujeres, ancianos y niños. Todos con problemas similares y sin causa inicial aparente.
"¿Qué crees que es?", le dije desde el interior del vagón.
"Todavía no lo sé. No hay nada en medicina que me ayude a tratar y ayudar a estas personas. Lo único que sé es que necesitan algún tipo de medicina que aún no existe" Había sacado un libro de su improvisado despacho y lo sostenía con fuerza entre las manos.
"¿Por qué no les dijiste que no hay cura?", resopló y sentí que su cuerpo vibraba.
"Sus vidas ya son insignificantes. No necesitan mucho para salir de casa todos los días, n