LA SUMISA

Capítulo 38

Támara William

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Mis manos intentan aferrarse al pasto verde del jardín, mi bilis sube hasta mi garganta mientras que no puedo soportar las ganas que tengo de vomitar. El sudor que se desliza por mi frente llega hasta mis ojos obligándome a cerrar los ojos. Una extraña palpitación se apodera del centro de mi estómago logrando hacerme caer de nuevo.

—Ni sueñes en decirle la verdad a ese hijo de puta…—Camilo penetró las hebras de mi cabello con sus dedos tirando así de estas un poco—¿Crees que eres lo suficientemente buena para ser feliz? Las mujeres como tú no se merecen nada, Támara, mirate y mira a Fabianna, ¿a caso crees que eres competencia para una mujer como ella? Desde aquí puedo sentir la pestilencia de comida que brota de tu cuerpo y lo único que provocas es asco y repulsión… ¿Quién podría mirarte con ojos de amor?

Mis manos viajaron rápidamente hacia mis ojos.

—No toques a Aitana, ella no tiene la culpa de mis malas decisiones…

Camilo asint