“Señorita Adina, hizo muchas cosas vergonzosas en el pasado, entonces, ¿cómo puedes volver a aparecer frente a nosotros?”.

Cada pregunta era más dura que la anterior.

Sin embargo, Adina ya sabía que le harían estas preguntas cuando aceptó venir a la fiesta.

No parecía preocupada y su voz se volvió tan fría como el hielo. “Me gustaría aprovechar esta oportunidad para anunciar que podría ser una Daugherty, pero ya no tengo nada que ver con esta familia”.

“En cuanto a las fotos ilícitas de hace cinco años…”. Una mirada brutal brilló en sus ojos. “Creo que la mayoría de ustedes tienen novios y prometidos, mis queridos miembros de la alta sociedad, pero si pagara para contratar detectives para investigarlos, en medio año, sus fotos también estarían en los titulares de Ciudad del Mar”.

Las expresiones de las socialités cambiaron después de sus palabras.

Como eran hijas de familias adineradas, no tenían nada que hacer y, a menudo, tenían citas con hombres.

No era inusual que se acostar