Tiffany negó rotundamente: “No estoy preocupada. Es ridículo, ¿entiendes? ¡Ridículo! Hablando de eso, ¿qué pasó con ese postre que hiciste? Escuché que Mark casi pierde la vida después de consumirlo. ¿Y que incluso tuvo que ir al hospital por una intravenosa?”.

Arianne se sintió deprimida ante la sola mención de ese asunto: “No hay mejoras. Si pudiera hacer que el exterior del postre se viera bien, eso ya sería un logro, pero simplemente no sabrá bien. Ni siquiera Bola de Arroz quiere comérselo. Ahora, cada vez que alguien en casa me ve en la cocina, tiemblan de miedo. Estoy tan preocupada”.

Tiffany se echó a reír, pero no se excedió en burlarse de ella. Se detuvo en el momento justo: “Ari, ¿te gustaría venir a ver casas conmigo? Mi madre quiere mudarse y temo que sea quisquillosa. Ven y ayúdame a convencerla para que una vez que esté casi terminado, podamos decidir. Al menos, no tendré que lidiar con ella caminando todo el día y todavía sintiéndose insatisfecha”.

Arianne estuvo de