Alejandro se sentó en su silla y dijo sin expresión alguna: “El viejo me ha ordenado que no me aparte de tu lado. Además, es mejor que me quede, ya que tengo algo de paz y tranquilidad. Además, no tengo ganas de servirle de todos modos”.

Melanie bajó la cabeza y se quedó callada. Sabía que en realidad él no se sentía así. Sea cual sea la razón, en el momento en que Alejandro se dio cuenta de que Don Smith no le quedaba mucho más tiempo de vida, él había estado sirviendo a su lado constantemente. Incluso si Don Smith se enfurecía y arremetía contra él, Alejandro ni se quejaba ni tomaba represalias; ni siquiera podía cuidar su pierna. Melanie pensó que era una buena oportunidad para que se relajara.

También fue una bendición disfrazada para Melanie. ¿De qué otra manera Alejandro se quedaría voluntariamente a su lado en el hospital?

A la mañana siguiente, el médico le entregó los documentos de consentimiento para que Alejandro los firmara mientras Melanie se acostaba en su cama nervios