Capítulo 113
Las copas se me resbalaron de las manos y cayeron al suelo, no podía creer lo, El sonido del vidrio rompiéndose me sacó del shock por un segundo, Pero no aún así me quedé paralizada
Amelia bajaba con la ropa desordenada, abrochándose la blusa y con el cabello revuelto. Tenía la cara enrojecida y los labios hinchados.
No hacía falta adivinar lo que había pasado, ya todos los morbosos del lugar me lo habían dejado claro, todos los hombres del lugar la miraban con morbo asqueroso, comentaban en voz baja, reían entre ellos, algunos incluso la señalaban. Sentí que me hervía la sangre.
Fui directo hacia ella, sin pensar en el escándalo, sin importarme la gente, incluso sin pensar en que Santiagi podía darse cuenta de todo, La tomé del brazo con rabia
—¡Mamá! ¿Qué haces aquí? —preguntó sorprendida, intentando soltarse de mi agarre.
No le respondí. La jalé con fuerza entre miradas y murmullos, y la llevé al baño
Cerré la puerta con fuerza sacando de mi pecho, la rabia que me pr