Alicia no se atrevió a perder ni un solo minuto y llegó corriendo al bar El Despechado. Sin embargo, al entrar, fue detenida por dos guardaespaldas corpulentos, que imposibilitaron su movimiento.
—¿Qué están haciendo? ¡Suéltenme! —forcejeó Alicia en el suelo con el ceño fruncido.
En ese momento, Leo