—No soy uno de ellos, ¿por qué me envidian? —sonrió Miguel.
—Aunque no lo es, Mía está comprometida, ¿puede usted asegurar que a su prometido no le importa?
Lucía suspiró y dijo:
—El prometido de Mía es el señorito de la familia Sánchez de la capital. Este hombre es malicioso. Todos los hombres que