El rostro de Nicole se distorsionó. Su mirada era como densas agujas que apuñalaban a Eric.

Quería maldecirlo.

¡También quería vomitar!

Grant estaba tranquilo y resopló ligeramente. Ignoró a Eric y siguió caminando.

Entonces interpretó deliberadamente las palabras cursis de Eric de otra manera.

“Él está diciendo que estás demasiado gorda y que ocupas demasiado espacio…”.

Nicole reaccionó a eso y no pudo evitar maldecir en un ataque de ira.

“¡Eric Ferguson, vete a la m*erda!”.

Nicole tenía ganas de morderlo. Decir que ella había engordado era lo mismo que cuestionar el gusto de una fashionista y dudar del autocontrol de una mujer.

Aunque ella se había dado la buena vida estos días y no iba al gimnasio a hacer ejercicio, la gente de su entorno decía que había perdido peso.

‘¡Eric M*erdenson! ¡No solo es molesto, sino también ciego!’, pensó Nicole.

Eric no escuchó las palabras de Grant, por lo tanto no entendió por qué Nicole lo maldijo de repente. Estaba tan indignado que no s