22. Solo hasta mañana
El camino a casa fue silencioso, mi cabeza estaba a punto de explotar, cada día me enfrento a nuevas cosas que me ponen los nervios de punta y exaltan mis emociones de una manera que jamás había experimentado, necesito ir al médico por algunos medicamentos antiestrés, porque esto es solo el comienzo.
Al llegar a casa Mort se marchó para atender ese asunto que le pedí, por mi parte entre a mi vacía casa y fui directo a mi habitación, para mi sorpresa, el diablo me estaba esperando.
— Valeria... cariño, necesitamos hablar.
El pequeño gran idiota de mi esposo, Jair, tan impecable y atractivo con ese traje oscuro, el cabello un poco revuelto, me mira con cariño... antes hubiera sentido mariposas en el estómago, ahora me causa náuseas.
— ¿Sobre qué?...
Me detengo en cuanto llego al segundo piso, estamos a una distancia apreciable el uno del otro, él da el primer paso, pretende acercarse a mí, pero por nada del mundo permitiré que me ponga un dedo encima con sus sucias manos.
Mi rechazo