Serena James.
Will, no me dirigió la palabra en toda la noche, me visto lo más sencillo que puedo con los zapatos mas cómodos que encuentro en el vestidor, son las cinco de la mañana, y no puedo con la angustia, ¡me estoy comiendo las uñas! Literalmente…
Observo a mi esposo dormir profundamente, antes de abandonar la habitación y la casa, el abuelo me asigno un auto, no manejo muy bien pero lo tomare, me da pena molestar al chofer tan temprano, me voy directo a la clínica sin saber que me están siguiendo.
No tengo cabeza para nada, cuando llego a la recepción, me informan que mi hijo ya ingreso hace media hora al quirófano, ¡ni siquiera hable con el antes! Debe estar aterrado, pasando por esas cosas solito, de inmediato comienzo a llorar, imagino no volver a verlo y no puedo con tanto.
Pasa una hora y no puedo sentarme, estoy de pie al lado de la puerta de la sala de espera, con un nudo en el estomago, y el pecho comprimido de dolor que llega a ser físico, nunca en mi vida estuve