Anashia.
Estaba conmocionada al enterarme de su repentino viaje; tal vez tenía alguna reunión programada, o quizás problemas con su esposa. En fin, podía ser cualquier cosa.
—¡Hija, la cena está lista!—anunció mi madre mientras yo estaba absorta en mis pensamientos.
—Ya voy, mamá- Respondi levantándome de mi escritorio, A pesar de nuestra pelea, no quería estar distanciada de él. Porque carajos sigo pensando en él.
Salí a la sala de estar. La cena estaba servida junto a jugo de sandía y postre. Mamá se había lucido esta noche.
—Todo se ve exquisito, mamá. Te luciste—le dije, y ella me dejó un beso en la mejilla.
—Todo para complacer a mi niña— respondió con una sonrisa débil. Ahora me sentía culpable por no contarle lo que estaba pasando con Alexei, y lo peor era que era perjudicial estar con un hombre casado.
Terminé la cena y me retiré a mi habitación. Revisé mi teléfono y no había ni un solo mensaje. Moría por escribirle, pero no me atrevía. No quería meterlo en problemas con su es