AriaNo pongo demasiada objeción para ir a esa oficina en el piso catorce, pero dentro del ascensor aprieto los puños por la rabia que siento. Tan solo espero que dentro de la oficina esté alguien más, incluso su esposa. Si eso sucede, yo con gusto vuelvo a servirles el vino como aquella vez en la
Anna Roma
Dios santoooo... los dos sienten una gran atracción.
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