Alec
Me echo a reír ante sus afirmaciones y me giro para darles la espalda. Cuando me vuelvo hacia ellos, me he dejado de reír y los miro con un odio que duele y que va a matarme si no suelto lo que tengo que decirles.
—Son tal para cual, malditos cerdos traidores —grito.
—Tal y como tú lo eres