26. Anhelando ser algo imposible
—No estás en tus cabales…—Clara suelta con la misma brutalidad, sobre sus labios—, porque no voy a dejar que me pongas una mano encima.
—¿Quieres provocarme? —Ryan sólo se vuelve una tentación
¿Cómo no decirle a su cuerpo que deje de removerse con el simple toque de su voz sobre su propio sitio ante las palabras de Ryan?
—No se atreva, señor presidente. Mantenga la compostura —Clara lo empuja con una sola mano—. Vivirás con la idea de que jamás en la vida me tocarás, o me harás el amor, o siquiera me imaginarás otra vez encima de ti. Te he olvidado, Ryan. Sólo me tendrás en tu imaginación, y no te quedará de otra que fantasear allí.
La posesión de Ryan contra su cuerpo se acorta porque lo es lo suficientemente fuerte para agarrar su trasero y estrellarla una vez más hacia la barandilla. Su pecho colisiona contra el torso duro y firme de Ryan, y las manos sobre esa zona encienden cada parte de su cuerpo. Sus labios se entreabren para buscar el aire que se la ha atorado en el pecho,