Después de la cena salieron a la terraza a tomar un café acompañado de los panes que había llevado Alissa, todos disfrutaron y se desvivieron el halagos para ella y su deliciosa gastronomía, la plática estaba de lo más amena y la noche no podía estar más hermosa, el cielo estrellado y la luna brillante, el sonido de los grillos, además la hacienda tan hermosa, con plantas y flores por todos lados, y en el centro del jardín un estanque con fuente, Alissa no podía parar de opinar sobre el hermoso lugar.

-- lo construyeron los abuelos—dijo Maximiliano al escuchar que Alissa estaba maravillada con la arquitectura de la hacienda

-- así es, querida Alissa, contestó la señora Ana, mis papás compraron el terreno y trabajaron muchísimo para construir esta hacienda, fueron muchos sacrificios, y aquí está el resultado, me da mucho gusto que te sientas tan bien aquí al igual que nosotros—

-- muchas gracias, señora Ana—dijo Alissa apenas porque Maximiliano de inmediato habló:

-- mañana te daremo