Me sorprende que Hunter te deje entrar a su mansión. Siempre me obliga a entrar por la puerta trasera del sótano.
—Siempre está de mal humor. Es una de sus mejores cualidades—. Clay me guiñó un ojo antes de subir el volumen de la música. Respiraba con más facilidad con el ritmo constante. A los dos nos gustaba el rock. —Y no vamos a su mansión—.
—¿No lo somos?—
—No. Tengo mi propia casa.
—¿En Greenview?—
—Abajo en Stray—.
—¿Vagabundo?— Arrugé la nariz. —¿Ese pueblito del valle? ¿No tiene unos veinticinco habitantes?—
Sí. Allí abajo solo hay granjeros, vacas y árboles. Tengo un par de cientos de acres. Está todo cercado, y Hunter instaló unas cámaras.
—¿Para tu lobo?—
Él bajó la cabeza.
Nunca me contó los detalles, pero en la manada todos sabían que su lobo estaba un poco loco. Tan loco que Clay nunca se transformó en Crimson River ni cerca de la manada.
Esperaba que mi loba se asustara de su respuesta, pero sorprendentemente no. Supongo que todo el tiempo que pasé con Clay la hizo sen