"Hana"
Entramos al departamento riendo y bromeando, mi psicogato estaba sentado a la mesa trabajando y levantó los ojos de los papeles para observarnos, con una media sonrisa en el rostro.
—Miren, ¡cómo llegaron animaditas! —Comentó y Giovana me jaló hasta él y cada una de nosotras lo abrazó de un lado. —Adoro abrazarlas, pero esto está pareciendo que no se portaron bien.
—¡Hana nunca se porta bien, papá! —Bromeó Giovana y se rio.
—Sí, no se porta bien. ¿Y tú? —Le preguntó a su hija.
—¡Yo soy un ángel! —Respondió y escuchamos el gruñido de Anderson del otro lado de la sala mientras ponía los ojos en blanco. —Sí lo soy, porque ya podría haberte agarrado hace tiempo, guapito, pero me estoy portando bien y esperando que tengas valor para ya sabes qué! —Respondió toda agitada y él le dio una sonrisa tierna.
—Ay, fierecilla, ¡me desconciertas! —Comentó.
—Imagínate a mí, Anderson. —Rafael se unió al coro. —Hija, no seas tan directa.
—Papá, no fui directa, dije "ya sabes qué". —Habló