Cuando llegamos a la casa de Patricio las chicas ya estaban allí y vinieron corriendo para tomar a Pedro de los brazos de Alessandro, quien quedó algo malhumorado hablándoles.
— ¡Locas, tengan cuidado con mi amiguito!
— ¡Finalmente voy a conocer a Pedro! —Rick comentó acercándose con una sonrisa.
Mi hijo estaba rodeado de mis amigos que lo hacían reír y soltar grititos con las cosquillas que recibía en su barriguita, ¡haciéndome sonreír también! De repente miró a Alessandro.
— ¡Alessando, piscina! —dijo con sus ojitos violeta brillantes.
— Vamos a poner los flotadores y aplicar el protector primero, Pedrito. —Le dije mientras ya extendía sus bracitos hacia Alessandro.
— Déjame a mí, mamá. Yo cuido de nuestro niño hoy, diviértete y relájate. —Alessandro habló dándome una enorme sonrisa.
Estaba aún más guapo bajo el sol, cabello despeinado, gafas oscuras, camisa blanca y bermudas, calzaba sandalias y hasta sus pies eran hermosos. Tomó la bolsa de Pedro de mis manos y se ocupó de aplicar