—Dalila, Dalila.
Escuchaba como me llamaban pero me negaba a levantarme, estaba muy a gusta en mi cama como para hacerlo. Anoche nos habíamos acostado muy tarde con Liam viendo películas y esta eran las consecuencias.
—Llegaras tarde a la universidad.
Liam no había terminado cuando ya estaba levantada y apurándome para prepararme. No podía llegar tarde.
Hoy volvía a la universidad y no podía estar más feliz. Amaba mi carrera y sabía que al estar recibiendo clases me haría olvidarme un poco de los problemas.
—Por Alá, no llegaré a tiempo —estaba empezando a desesperarme.
—Tu solo ve y báñate, yo te traeré el desayuno —sonreí hacia él y le tire un beso antes de dirigirme al baño.
Era el mejor esposo del mundo.
No me demore mucho, en quince minutos ya estaba colocándome el uniforme y arreglando un poco mi rostro para ocultar esas grandes ojeras que tenía. Observé el lugar en donde había guardado la carta y decidí que esta noche la cambiaría de lugar o la quemaría. Pensar en lo que había