— ¡THOMAAAS! — gritaba Alex por los pasillos de su casa.
— Estoy aquí que quieres. — Respondía Thomas con los ojos hinchados.— ¿Estabas durmiendo ahora de noche?— Si solo me acosté y me quede dormido, hasta que alguien entro a la casa gritando como un loco.— Es hora de trabajar, iremos casi todos a centro américa, serán muy pocos lo que se quedarán acá.— ¿Qué hay allá?— Ted fue visto allá hace un par de años.— aaah… no entiendo, si él te quiere muerto ¿por qué acercarse?— Tengo una teoría del por qué no ataco todavía.— Haber dímela.— Creo que él no tiene el cien por ciento de su fuerza, por eso se mantiene oculto, por eso tenemos que matarlo antes de que se recupere.<