—Claro que me importas —aseveró—. Me importa tu bienestar y tu seguridad. Si vas sola, estaré intranquilo pues no sabré si estás bien o no. Por esa razón, debo ir contigo para asegurarme de que estarás a salvo.
Emilse tragó saliva mientras mantuvo la mirada incrustada en la de Izan, en esos ojos do