Veo caer el pobre saco de boxeo unos metros, después de haberle propinado los últimos dos golpes salió del gancho precipitándose contra el suelo de madera pulida del gimnasio que mandé construir en el sótano del Club. Ahora vivo aquí, lejos de todo y cerca a la vez. Decidí alejarme, dejarle el espacio que necesita para su recuperación ¡y la mía! Aunque sé perfectamente que en el momento de su regreso a mí, me recuperaré de lo que sea tenga que hacerlo. Ella es mi veneno, pero también es mi antídoto.

Todo lo que he hecho es para su seguridad, para que se sienta bien y pueda salir a la calla sin prejuicio alguno.

Al fin todo se resolvió, ya no hay peligro, toda mi familia se encuentra a salvo y lo que más me interesaba, era la seguridad de mi Muñeca. Ya todo está