POV: Stella Sanders.

Al terminar de leer la carta pude sentir como mi cuerpo nuevamente se liberaba y las lágrimas volvían a salir con libertad. Contrario a las anteriores veces ahora no salían porque estuviera triste o molesta, brotaban desde la misma felicidad, ¿Qué había hecho para merecer que alguien me amara de ésta manera?, ¿Cómo podía ser objeto de tal cariño?, Jayden, desde el primer momento, solo quería estar allí con él.

—¿Stella? — escuché exclamar a una voz conocida, levanté el rostro para encontrarme con las miradas perplejas de la señora Alicia, de Alexandra y de mamá, y de ésta última era la voz conocida.

Me levanté de la banca limpiando mi rostro, sintiéndome un poco avergonzada por el acto, pero antes de que pudiese siquiera decir algo mamá se acercó a mí y me dio un gran abrazo y yo, como quien no quiere la cosa, solo pude llorar aún más.

—Llora, mi amor. Deja que duela, desahoga todo lo que necesites, mamá está aquí para cuidarte — dijo mamá mientras daba palmadas e