Al entrar en el lujoso Pent-house, Hana entendió que no sería fácil pelear contra un hombre tan poderoso, y rico.
Él había demostrado tener los medios para encontrarla, una vez ya lo hizo y temía que volviera a hacerlo, pero aun así no iba a dejar que el temor la invadiera.
—Me indicas mi habitación- pregunto altiva
—Dirás nuestra habitación querida- indico el- ya sabes dónde queda.
—¿No pretenderás obligarme?- repuso ella muy nerviosa pero lo disimulo
—No - negó dando unos pasos hacia ella y aclaro- esperare a que seas tú quien me lo pida
—Pareces muy confiado, eres un pobre iluso- espeto ella con desdén
—Tal vez no me ames- acepto y antes que ella pudiera reaccionar ya la tenía aprisionada entre sus brazos, su rostro y sus labios tan cerca de los suyos, sus ojos que la penetraban hasta lo más profundo de su alma- pero algo si se, es que no eres indiferente a mí, puedo sentir como tiemblas cuando estoy cerca de ti