Aunque los feroces toros tuertos estaban en el nivel tardío del periodo innato, para Fane no eran gran cosa. Después de escuchar esas palabras, tanto Quilliam y el mayordomo Simarro abrieron los ojos como platos, pensando que habían escuchado mal.

El joven frente a ellos era increíblemente arrogante. ¿Cómo podía creer que podía enfrentar a dos toros tuertos por sí solo? ¿Acaso pensaba que los toros solo estaban en el periodo adquirido y que él, en el nivel inicial del periodo innato, podía manejarlos a ambos? El mayordomo Simarro sintió un espasmo en la comisura de los labios y agarró el brazo de Fane:

—¿Estás loco?

Pero tan pronto como las palabras caWoodsron, los tres toros tuertos ya no podían esperar más. Bajaron ligeramente la cabeza, adoptando una postura de carga y, al siguiente segundo, impulsados por sus pezuñas, se abalanzaron hacia ellos sin preocuparse por nada más.

El rostro de Quilliam se oscureció. Aunque era solo un discípulo externo de la Secta Camachuelo, tenía una a