Capitulo 7: —Sí, ya sabes... Bex. No lo has mencionado antes.

Capítulo 7

JESS.

Un rato después de tanto hablar y comer galletas, Jess mira la hora en el microondas de la cocina, siete y quince. Viendo lo tarde que era decidió ponerse hacer la cena con ayuda de una Karen muy motivada y delirante por comer algo humano después de tanto tiempo.

—Necesito ir al baño, últimamente estás pequeñas no hacen más que patear mi pobre vejiga. —Jess la mira.

—Por supuesto. —decide llevarla ella misma al baño. Luego regresa a su labor en la cocina. Era tan surrealista qué Karen estuviera allí con ella, era verdaderamente emocionante. Aunque sabía que debía hacerle la pregunta más obvia de todas. Esta visita no podía ser por cortesía simplemente, ¿Oh sí?

Con una sonrisa en sus labios continúo picando el pollo que cocinaría. Una fuerte puntada en su hombro, en aquel lugar donde Bex la mordió, la hizo detenerse apretando con fuerza los puños, maldijo por lo bajo a causa del dolor. Eso era algo que solía sucederle de vez en cuando, cómo recordándole de su existencia. «como si pudiera olvidarte» piensa con sarcasmo.

—¿Te encuentras bien? —la voz de Karen la sobresalta y aunque trata de aparentar estar bien, estaba muy lejos de eso.

—No, no lo estoy. Me duele un poco el hombro y estoy cansada. Llevo 48 horas sin dormir como es, debido a mis turnos dobles en el hospital.

—Cariño, necesitas descansar. No te ofendas, pero te ves como la m****a. Tienes ojeras, estás pálida, el cansancio se te nota bastante bien, estás acabando contigo misma. ¿Qué ocurre Jess? Habla conmigo. Por favor.

Jess quería eso, poder contarle lo que le pasaba, pero tenía miedo de volver a insultarla de alguna manera. En su lugar pregunto:

—¿Cómo está él?

—¿Él?

—Sí, ya sabes... Bex. No lo has mencionado antes.

—Oh, él. Pues pensé que no te gustaría saber de él, así que no lo mencioné. Y no me cambies el tema, ¿Dime que ocurre?

Jess se gira dándole la espalda y sujetando con fuerza el cuchillo, en su interior se debatía en si debía contarle o no. Contemplo el reflejo de Karen en el vidrio de la ventana vio la mirada preocupada con la que esta veía a ella.

Suspirando con resignación le cuenta sin atreverse a darle la cara:

—Cuando estuve en la casa de Bex aquellos días, fue un infierno por el que tuve que pasar. Y aunque me resistí, juro que lo hice, al final terminé cediendo y dejé que él se acercará a mí. Entonces él... Él me mordió en el hombro y fue aterrador, diría que fue la cosa más aterradora de todas y, sé que sonara loco, también fue la cosa más excitante. Pero el punto es que desde que me vine el dolor en mi hombro a estado empeorando, cada día que pasa me siento más débil, cansada, Karen. No sé qué me sucede...

—Yo sí. —Jess gira a verla.

—Voy a morir por su mordida, ¿Cierto?

—No, no creo que tú, pero él sí.

—¿De qué demonios me estás hablando?, ¿Qué haces realmente aquí, Karen? Porque no creo ni por un segundo que esto sea una visita cordial.

—Tienes razón, no lo es. Al principio tenía que buscarte y pedir tu ayuda, solo que no sabía que tú también estabas siendo afectada por el vínculo no concluido.

—Ok. Sigo sin entender. ¿Porque quieres mi ayuda? ¿Y porque cosa estoy siendo afectada? —Jess cruza sus brazos sobre su pecho, no le gustaba a dónde se dirigía está conversación.

—Al Bex morderte estaba creando un vínculo de apareamiento. Apareamiento que no se llevó a cabo, debo decir, ya que ahora el muy idiota de kix está muriendo. —la caliente lágrima rueda por las mejillas de Karen—. Bex ha estado fuera de control desde que tú te fuiste, Jess. Solo es cuestión de tiempo para que muera o pase a su forma de batalla y mate a todo lo que se mueva hasta lograr que algún guerrero de caza lo mate a él.

Un grito ahogado se atora en la garganta de Jess, ella cubre su boca con ambas manos. Se encontraba horrorizada. Sentía que si a Bex le pasaba algo ella moriría con él.

—Tú también estás siendo afectada por eso, Jess. Debes venir conmigo, no estoy segura de cuánto daño te esté causando a ti.

—Yo... No puedo dejar a mi madre. Pero tampoco puedo dejar que él muera. —murmura Jess, más que para Karen, para sí misma.

—Entonces vente... —en ese momento el celular de Jess sonó, coge el móvil frunciendo el ceño al no reconocer el número desconocido. Aun así, decide contestar.

—¿Hola? —pregunta insegura.

—¿Doctora Williams? Es Rose, la amiga del doctor Collins, ¿Me recuerda? —el reconocimiento vino de inmediato.

—¡Por supuesto que sí, cariño! ¿Te ocurre algo? —Karen la ve con el ceño fruncido. Jess aprieta el celular entre su hombro y mejilla para poder lavar sus manos y secarla.

—Oh no, yo y Emmet estamos bien, doctora Williams. Es solo que... Lamento tener que molestarla, pero... —Jess tuvo un mal presentimiento de lo que le diría a continuación—. Steven se molestó porque le mencioné que hablé con usted y le conté lo sucedido.

—Lamento oír eso. Pero no veo en que te pueda ayudar, Rose.

— Bueno, es que me han llamado del bar para decirme que Steven está muy bebido y que está ocasionando problemas, quieren que lo vaya a buscar, pero yo no puedo. Y no es como que él tengo muchos amigos aquí aparte de mí. ¿Entonces me preguntaba si usted me podía ayudar?

—En serio, ¿Ah mí? Acabas de decirme que está molestó conmigo...

—No contigo. Conmigo más bien. Sé que es mucho pedir, pero por favor ayúdeme.

Jess suspira con irritación, ni siquiera le preguntaría como obtuvo su número. Karen la mira con impaciencia, Jess la ignora caminando ya hacia la salida, agarrando sus llaves del auto de la mesita de la entrada.

—De acuerdo. Envíame la dirección del bar en un mensaje. Y Rose... No prometo que él acepte mi ayuda.

—Lo sé. Pero por favor ayúdeme.

—Bien. No olvides enviar tampoco la dirección de su casa. —le dice antes de colgar. Sale de casa y comienza a bajar las escaleras del pórtico cuando escucha la voz de Karen.

—¿A dónde demonios vas? Y, para empezar, ¿Quién era ese?

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