Capitulo 5: —¿Y quién dijo que tú irías?

Capítulo 5

JESS.

El celular de Jess comenzó a sonar cuando se encontraba recorriendo los pasillos del supermercado, sin mirar quién era contestó.

—¡Hola, cariño! ¿Vendrás a casa hoy?

—Hola, mamá. Si, de hecho, estoy en el súper' pase a comprar unas cosas antes de ir a casa. ¿Quieres palomitas de maíz? —le pregunto distraída viendo cuál agarraba.

—¿Jess que sucedió está vez? —su madre la conocía muy bien, sabía que no era propio de Jess anda por la calle sin nada que hacer.

—Puede o no, que haya tenido cierto enfrentamiento con el doctor Collins. —le dice al tiempo que mete en su pequeña cesta que lleva en la mano, un paquete doble de galletas Oreo, entre otras, y por supuesto su chocolate favorito.

—¿Otra vez, Jessica?

—En serio, está vez fue su culpa, mamá. Hizo de algo pequeño un gran alboroto. Solo porque utilicé el sonido de una campana, y eso porque no conseguí una real, y una linterna para ayudar a nacer a un bebé, que, en mi defensa, se negaba a salir. Y cuya madre se negaba a que le realizará una cesárea.

—¡Joder, Jess nunca deja de sorprenderme! Ella nunca me decepciona. —el corazón de Jess se aceleró al escuchar otra voz que no fuera la de su madre. Dejo de caminar y miro al frente, a la cajera.

—Mamá, ¿quién está contigo?

—Porque no vienes a casa, cariño. Y por favor, tráeme un paquete de toallas sanitarias. Y creo que algo dulce también.

—¿Mamá, estás bien?

—Mucho tiempo bajo el sol, hija. —había un timbre nervioso en su voz. «Sea quien sea que esté con mi madre, la ha puesto nerviosa y ella no era esa clase de mujer» pero entonces, ¿Quién podría conocer lo suficientemente bien a Jess, para que diga algo así de ella?

Con un nudo en su estómago y el sentimiento de que algo malo estaba pasando, Jess busco lo que su madre le había pedido. Luego de pagarle a la cajera, agarro sus dos bolsas de papel y volvió a su auto. Esperaba que no fuera nada malo y que todo estuviera bien, no se creí capaz de enfrentar nada en estos momentos. Condujo de regreso a casa, el sol comenzaba a disminuir en lo alto haciéndolo menos brillante. Las pequeñas luces flotantes que solían verse a lo lejos la distrajo por un segundo; el gran fenómeno antinatural con el que toda la gente se maravillaba, trayendo incluso a turistas de todas partes del mundo a Marfan. Jess solía escuchar muchas historias o teorías sobre aquél lugar, ahora sabía que la realidad era otra.

Al visualizar la entrada de su rancho a lo lejos, los nervios regresaron a ella. Solo esperaba que no fuera ninguna idiota ex amiga de la secundaria, porque de ser así tendrían serios problemas. Abrió el gran portón a distancia y entro, conduciendo por el camino de tierra hasta detenerse frente a su casa. En ese instante Verónica abrió la puerta de la casa con una gran sonrisa, pero que aun así no les llegaba a los ojos, «creo que eso nunca más volverá a suceder».

—Hola mamá. —la salud Jess bajando del auto y abriendo la puerta trasera para sacar las bolsas del supermercado—. ¿Todo está bien?

—Por supuesto cariño. ¿Porque no habría de estarlo?

—Jum, solo digo. ¿Y quién estaba contigo cuando me has llamado?

—Oh, es una hermosa chica que me dice que es tu amiga, ha venido a visitarte. —Jess la mira detenidamente antes de subir las escaleras del pórtico.

—¿Amiga? Mamá, si yo no tengo amigas.

—¿Estás segura, cariño?

—Si. —Su madre estaba actuando algo extraño. Jess en ese instante tuvo un mal presentimiento—. ¿Dónde está, esta supuesta "amiga”?

—Ven, dame eso. Está en la cocina esperándote.

—¿En la cocina? —pregunta

—Sí, sabes cómo soy, me gusta alimentarlas a todos y más a esta.

Jess se hecha a reír porque conocía muy bien a su madre, y sabía lo insistente que podría llegar a ser. Ella se detiene en la puerta y se quita los zapatos antes de entrar a la casa e ir a la cocina...

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DOS SEMANAS ANTES

BEX.

Bex escucha muchos murmullos de voces a su alrededor, entrando y saliendo de la inconciencia. Sentía su cuerpo entumecido, algo no andaba bien. Reuniendo toda la fuerza que le fue posible, abrió los ojos, dándose de cuenta de que estaba sentado y con sus brazos encadenados a cada lado, su cabello cubría su rostro, ¿Qué demonios le había pasado? ¿Porque se encontraba así?

Las voces continuaron y Bex trato de entender lo que se decía.

—No puedo seguir teniéndolo aquí en el centro de sanación, es un peligro para los demás. Deben de llevárselo. —Bex pudo fácilmente reconocer la voz de la hembra, era Draziir.

—Blakef, Draziir, ¿Cómo podría ser un peligro, si está en aislamiento y encadenado? —levantando la cabeza, Bex vio al dueño prominente de esa voz. Gexton se encontraba enfrentando a su hermana.

—Vete a tu baldissera nave si no te importa el bienestar de este centro, y deja que yo me encargue de éste.

—¡Cómo que no me importa, blakef! Simplemente no sabes lidiar con lo desconocido o difícil. Eres una...

—Esta situación es blakef estúpida —dice Karen señalando a ambos hermanos. Por más que Bex trato de no reírse igual que los demás, no pudo, era adorable cuando esa pequeña humana utilizaba su jerga—: estamos aquí para encontrar una solución al problema de Bex, no podemos dejar que muera. Enfoquémonos en eso, de momento.

—¿Que sugieres pequeña humana? —le pregunta el concejal principal Egerton. No era una buena señal que los concejales estuvieran allí, Bex tenía un extraño presentimiento.

—Pues la respuesta es obvia, tenemos que ir a mi planeta a buscarla.

—En efecto pequeña hembra, tenemos las coordenadas para ir a tu planeta, pero no tenemos como localizar a la otra hembra. No podemos ir a la deriva. —la contra ataca Havyn Bách, con su mirada fría y odiosa.

—Estamos pasando por alto lo más importante aquí, ¿Por qué mi hijo está muriendo tan rápidamente y su Dargox saliendo a la superficie? ¿Pensé que debían estar apareados para que eso sucediera? —la voz de Riv por primera vez se escucha en la pequeña sala. Bex mira a su padre.

—Yo... —la voz de Bex sale algo roncando y oxidada cuando intenta hablar. Todos giran sus cabezas a verlo—: yo la mordí una noche antes de que se fuera.

—¡¿Qué?! —grita Drak—. ¿Porque kix harías algo así, Bex? ¿Acaso no sabías lo que eso podría causarte?

—Intenté resistirme, pero no pude. Juro por el señor de los soles que lo intente. Pero tengo una forma de dar con ella. —Bex se sentía muy débil hasta para hablar. Karen se acerca a él y sin poder detenerse estampa su mano derecha en su cara. Todos jadean de asombro.

—Blakef, Karen ¿Pero qué haces?

Ella ignora a su compañero Drak. Con su mirada feroz enfocada en Bex, este le sonríe como el lobo que se comió a la abuelita de Caperucita roja.

—Eres. Un. Estúpido. De. M****a. Bex. Y no, no te tengo miedo. Me preocupa más perder a un gran amigo por culpa de su poca capacidad de pensar. Ahora más que nunca debemos encontrar a Jess. Y no te aseguro idiota que y

Jess quiera venir con nosotros para salvar tu lamentablemente trasero de kix. —Karen se le acerca más a la cara, Bex podía sentir la respiración de ella en él. «Que fácil sería arrancar su yugular, y saborear su sangre en mis labios». El Dargox en Bex estaba ansioso porque eso pasara «basta, no olvides que es Karen de quién hablas» lo regaña Bex «ella pego primero» le dice el Dargox con una sonrisa sardónica.

—¿Cómo? ¿Cómo puedo dar con mi hermana? —le susurra Karen.

—Yo le di un pequeño brazalete, contiene un dispositivo de rastreo que se activará cuando yo esté cerca.

—El brazalete —murmuro Karen para sí misma.

—El localizador está en mi kasa.

—Yo lo traigo —dice el concejal Riv saliendo de la sala.

—Yo iré con ustedes. —declara Karen separándose de Bex—. Supongo que eso lo decide todo, concejal Egerton, —hace una pausa para mirar Zoree—. Concejal Zoree. Iremos a por Jess, debemos salvar a este idiota. Sin ofender Bex, sabes que te quiero como un hermano, pero lo has hecho a lo grande está vez.

—¿Y quién dijo que tú irías? —Drak se acerca a ella, tratando de intimidarla.

—Yo, por supuesto.

—No. No irás. Es un viaje muy peligroso para ti y las crías. Te quedarás con Draziir aquí en Dargox, necesitas tener a tu sanadora cerca.

—Archi Drak tiene razón, Karen. No puedes ir con ellos. —Zoree se acerca a ellos, interviniendo. Bex los mira de un lado a otro, pero secretamente él y su Dargox ya sabía quién ganaría está discusión, motivo por el que todo guerrero quería tanto a una humana. Lo importante para Bex, por muy egoísta que fuera, era que pronto vería a su Neka.

—No. No me quedaré. Ustedes, grandotes, no pueden ir allá y pasearse como si nada por las calles. Si las personas los llegarán a ver en plena luz del día harían un escándalo. Yo por otro lado, puedo pasar desapercibida, y Gexton cuido muy bien de mí la última vez, puede hacerlo otra vez. ¿Verdad, Gex? —la mirada suplicante de Karen era tierna. Este último no haya que hacer, Bex sabía que no quería meterse en problemas con Drak, pero tampoco quería hacer molestar a una hembra en gestación; así que sin decir nada se puso del lado de Karen en silencio. «macho inteligente» pensó Bex. Por otro lado, Drak era un blakef idiota que no se daba cuenta que estaba a punto de perder esa batalla. Gexton decidió apoyar a Karen, el concejal Zoree sonrió al igual que ella.

Al final como Bex lo predijo, Karen ganó la discusión. Ahora todos se estaban preparando para su viaje, solo que Bex continuaba siendo sedado para poder mantener a su bestia interna en control. En este viaje irían los mejores guerreros de Dargox ya que la compañera de Archi Drak irían con ellos, y estando en guerra con los Lars, era la forma más segura.

Unos días después Bex se encontraba aislado en su cabina, al principio habían optado por que fuera libre de cadenas, pero cuando se salió de control y cambio a su forma de batalla destrozando todo a su paso, entonces todos estuvieron de acuerdo en que fuera encadenado y sedado hasta poder localizar a Jess y llevarla de regreso con él.

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