31/ UNA PEQUEÑA PELEA

Al día siguiente cuando me desperté, me gire viendo que Giuseppe aun seguía durmiendo en nuestra cama, me levanté despacio de la cama, y entre sigilosamente en el cuarto de baño para ducharme, abri los grifos de la ducha, me quite el pijama y entre dejando que los chorros del agua golpearan mi cuerpo sintiéndome relajada, hasta que sentí en mis pechos las manos de mi esposo, pellizcando mis pezones, besando y mordisqueando mi cuello haciéndome vibrar.

— Buenos días querida esposa, ¿te ibas a duchar sin mi? eres una niña muy mala — me dijo

— No te necesito para ducharme, podías esperar a que termine de ducharme y luego te puedes duchas tú — le dije

— Arianna no empecemos, quiero ser solamente cariñoso con mi esposa, no vengo buscando jaleo — me respondió

Me gire quedando de frente con mi esposo encontrandose mis ojos los suyos, viendo segundos después como los ojos de mi esposo bajaban hasta mis labios que yo termine por morder inconscientemente. Traté de apartarme de él, pero no me de
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