NICHOLAS
—Tenes que trabajar —dice Davina mientras paso la lengua por su marca y ella se estremece—. Basta, Nicholas.
—Vos viniste a buscarme. —Le digo sin salir de su cuello. Es que es verdad, apareció en el despacho moviendo sus caderas en un vestido cortísimo y pretende que yo no la siente en mi regazo—. Viniste a seducirme, ahora no te eches para atrás.
—¡No vine a seducirte! Vine a decirte que los cachorros van a empezar a ir al kinder de la manda.
—Bueno, ya me lo dijiste ahora podemos ir a nuestra habitación a probar nuevas posiciones.
—¡Nicholas! —Intenta levantarse pero la aprieto más a mí.
E