Por Florencia
La chica me trajo el bolso y con mi tía fuimos a la clínica, ingresamos por el sector de maternidad.
Diana, antes de salir de la perfumería, le había avisado al médico, para que me espere.
Me llevaron a una habitación, donde estuve cerca de dos horas, me dijeron que me faltaba dilatación.
Me dieron una inyección y esperaron una hora más, yo tenía miedo y el dolor era intenso.
Diana estaba preocupada y mi llanto, tal vez le recordaba su dolorosa experiencia.
Vino una señora que no me pareció nada amable, pero a esa altura nada me conformaba, solo quería que naciera mi bebé.
La señora era la partera y se tenía que fijar mi dilatación…en medio de una contracción me hizo tacto, creí que moría de dolor en ese instante.
Diana también estaba molesta y le pidió que fuera más empática.
Por fin entró el obstetra, miró los valores de mis análisis y le preguntó a esa señora por mi dilatación, yo rogaba que no me vuelva a hacer tacto.
Me pasaron a una camilla y en ese momento un líqu