Por Alejo
Si Florencia pudiera meterse en mi mente, sabría toda la verdad y podríamos ser felices, porque sabría que su cara y su cuerpo no se desprenden de mis sentidos ni de mi corazón.
Es que realmente es perfecta.
Suspiro y me doy cuenta que Sofi me está observando y su mirada me pone nervioso, con su madre no hablamos en cómo decirle la verdad.
Doy por descontado que no voy a tener ningún problema con Florencia, con respecto a nuestra hija.
Es increíble que yo sea padre.
Tengo ansiedad, es verdad, es un tema delicado y van a ser muchas las preguntas que le tengamos que contestar a nuestra niña.
Florencia no habla ni me mira, está evitando hacerlo.
Sofía me mira y mira a su madre.
-Mi mami me anotó en clases de patín artístico.
Dijo con una sonrisa.
-Que lindo, si querés, algunas veces voy a ver como practicás.
-Sí, venís con mi mami.
Yo sonrío, ella nos proyecta juntos y eso me entusiasma.
Me acerqué a Florencia y le hablé cerca de su oído.
Ella hace un movimiento con su cuello