Luciana
—¡Luciana! —Siento algo que quiere parecer un grito y salgo de mi oficina para encontrarme con un espectáculo de terror.
No esperaba ver a Grillo tan pronto después de nuestra discusión de esta mañana, y si me lo encontraba no esperaba que fuera en estas condiciones.
Se apoya en la pared y tiene la mirada perdida. ¡No puedo creer que esté borracho y haya venido así hasta aquí!
De repente se tambalea, sus ojos se cierran…
—¿Alonso? —l