Leticia estaba tensa. Y como no estarlo. Normalmente no sabía cómo reaccionar a un ambiente familiar y menos cuando esas personas no eran precisamente su familia. Nunca había hecho un viaje de aquel tipo, madre, padre y ella. Lo más cercano fue hasta los 11 años con Cassandra.
La mano de Rayan acarició su muslo, pero aun así no podía relajarse. Sus manos estaban húmedas de sudor y su espalda tiesa contra el cómodo asiento de la camioneta. La voz de la madre de Rayan resonaba en todo el vehículo.
-Nunca me imaginé que la esposa de nuestro hijo sería tan linda. Mira ese pelo y esos ojos. Es preciosa- se reía la loba. A su lado su esposo sonreía con ella ajenos a la reacción de quién hablaban.
Leticia tragó en seco. Si hubiera sabido que estaría en aquella situación se lo hubiera pensado un poco más antes de acompa&ntild