FATALIDAD A TU SERVICIO. CAPÍTULO 7. Una cosa que nunca cambiará
Era simple.
Era tan elemental como respirar.
El tiempo no había logrado borrar absolutamente nada de aquellos sentimientos, y cada defensa que Charlie tenía contra ella había desparecido en el momento en que lo que tenía enfrente era una mujer madura y empoderada.
—¡A ti! ¡Te quiero a ti! —respondió.
Sin embargo al primer movimiento que hizo para acercarse a ella la respuesta no fue la que había creído. Hacía cinco años se había encontrado con la boca de Faith... y ahora se encontraba con una parte menos amable de su cuerpo.
El puñetazo lo hizo tambalearse, llevándose la mano a una nariz que sangraba mientras la veía llevarse el vaso a los labios como si no acabara de rompérsela.
—Ponme un dedo encima y te demandaré por acoso sexual, por si no lo sabes esta empresa se lo toma muy en serio —siseó ella dándole la espalda y poniendo la barra de por medio.
Sus puños se pusieron lívidos sobre la madera pulida hasta que poco a poco se relajaron y subió la mirada para clavarla en sus ojos.
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