Cap. 16 La enfermera Eva
Eva preparaba un batido de algunas legumbres que le habían dicho que eran buenas para ciertas enfermedades.
—Zanahoria, remolacha y naranja, suben defensas.
Sonrió cuando vio todo mezclado y se veía muy colorado.
—¿Lo debo de cernir? —pensó un poco y entonces—, se le irían los nutrientes.
Se lo llevó a Apolo que miraba una de sus plantas con tristeza.
—Te hice un batido de algunas cosas.
—¿Batido?
—Escuché que eso ayuda en tu condición.
Vio una masa y se lo llevó a la boca.
—Esto es intomable.
—¿Quieres que lo cierna?
Entonces le dijo pacientemente.
—Eva, gracias, pero esto no es necesario.
Ella se cruzó de brazos y le preguntó.
—¿Piensas que ese coctel de pastillas te hará mejor que lo natural?
—Tengo cáncer terminal, no hay vuelta atrás.
Eva se llevó el jugo y lo coló y se lo volvió a dar.
—Al menos no me rindo.
—Quisiera que te rindieras.
—No puedo hacer eso.
—Eva, me desesperas —se tomó el jugo—, sabe a rayos.
Lo bueno siempre sabía mal, eso lo leyó por ahí. Intentaba darle ánimo p