El pecho se le llenó de un sentimiento que le gustó y se quedó pasmado mirando a Lexy a través de la pantalla.
—¿Y qué te gusta más: estar arriba o abajo? —insisto Joseph y es que no podía negar que amaba verla con las mejillas rojas y el pecho subiéndole y bajándole a velocidad apresurada.
Le volvía loco verla así, tan alborotada y sensual.
—Depende —respondió corta.
Estaba excitada, húmeda y las manos le picaban por recorrerse y no sabía por qué, pero empezaba a sentir que disfrutaba de esas charlas tan reveladoras, sobre todo para ella y para su autoconocimiento personal.
—¿De qué depende? —preguntó Jose