“Pues la idea de Nicanor es de verdad muy buena”, se dijo Alex.
—Aún tengo un poco de frío y no quiero dormir —Alex volvió a actuar. Le temblaban los labios como si sintiera mucho frío y agregó en voz ronca—: Me duele mucho la garganta, ¿de verdad no puedo beber nada?
Noa no había esperado que insistiera y se sentía impotente.
—¿No puedes contenerte unas horas más?
Bajo la mirada de cansancio y debilidad de Alex, Noa se limitó a sacar el celular y dijo:
—Espera. Lo consulto con Nic primero.
Ella volvió a usar “Nic”, el trato tan cariñoso. Alex se sintió disgustado. Después de que ella enviara el mensaje, no pudo evitar preguntar:
—¿Por qué lo llamas Nic?
—Porque somos viejos amigos. ¿Hay algún problema? —respondió Noa con ligereza sin tomarse su pregunta en serio.
Al escucharla, Alex pensó un rato y gruñó:
—Pero tú y yo tenemos una relación más cercana.
Noa hizo una pausa, pero no le hizo caso, y, después de un tiempo, dijo:
—Nic me respondió que aún no puedes beber nada.
Alex miraba f