Capítulo524
—Oh, ¿de verdad? —respondió Noa, sin inmutarse—. No pasa nada. Total, no es mi ropa. Además, cuando vuelva a casa y me duche, no quedará ningún olor... mmm.

Antes de que pudiera terminar de hablar, Alex, que estaba sentado allí sosteniendo su abrigo, se inclinó de repente y la besó.

Fue demasiado rápido y preciso. Noa no se lo esperaba en absoluto y él aprovechó la situación.

Cuando se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y trató de apartarlo, la mano de Alex se deslizó hacia la parte posterior de su cabeza y la sostuvo mientras la otra mano sujetaba su rostro para besarla.

Una cálida y ardiente sensación la envolvió.

Noa no podía creer lo descarado que era. Luchó con fuerza para apartarlo y, después de lograrlo, le dio una bofetada.

La apuesta cara de Alex se ladeó por el golpe pero, después de unos segundos, volvió a mirarla sin expresión.

Noa no quería mirarlo. Guardó sus cosas y fue a abrir la puerta del coche. Pero se dio cuenta de que la puerta estaba cerrada con llave.

Estaba
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